Se aprobaron sin discusión los planteamientos del frente trotskista URMA en las comisiones de Estatutos y Declaración de Principios del Congreso Orgánico del magisterio urbano de Cochabamba, realizado el 11 y 12 de agosto. El bloque oficialista terminó desarticulado y repudiado por las bases, y uno de sus representantes será procesado sindicalmente por irrespetar al evento sindical.
Se confirma que las bases del magisterio urbano, después de la gran movilización nacional de abril y mayo de 2023, han entrado en un período de laxitud. Las capas de la vanguardia movilizada retornan a la rutina de su trabajo cotidiano, pero no con la sensación de haber sido derrotadas, y en espera de la segunda arremetida para ajustar cuentas con el gobierno y las autoridades que extreman sus medidas represivas contra los dirigentes y las bases. Este período de reflujo será breve porque los efectos de la crisis económica se hacen sentir cada vez más duramente en los bolsillos de los trabajadores de la educación.
Las capas que no lograron incorporarse a la movilización, por miedo a la
autoridad y a los descuentos, no se enfrentan con la vanguardia y,
contrariamente, parece que se estrechara el espacio que existe entre ambas
capas de las masas del magisterio urbano.
¿Por qué ocurre esto? Normalmente debería surgir la confrontación entre la corriente
conservadora que encarnan los no movilizado con las capas radicalizadas que se
expresan a través de las vanguardias. No, los cambios en el seno del magisterio
no se están dando de manera mecánica y lineal porque existen factores comunes
que condicionan las conductas de todos los sectores; esos factores son la
agudización de la crisis económica que castiga por igual a todos y la bronca
generalizada contra el gobierno prepotente y corrupto que arrecia sus ataques
contra las conquistas económicas, sociales y profesionales del magisterio.
En el Congreso Orgánico estuvieron presentes ambas capas, pero ninguna fue mayoritaria
por separado. Sin embargo, juntas constituyeron la masa determinante que definió
la naturaleza de las resoluciones, sobre todo el contenido ideológico de los Estatutos,
que es la Declaración de Principios, y que en adelante definirá el destino de
los frentes sindicales.
También participaron los frentes oportunistas que creían que había llegado
la hora de expulsar a URMA de la conducción sindical, y que se unieron en un
solo bloque conformado por masistas, defensistas (estalinistas), Renovados
(renegados anti trotskistas), gente de la Confederación que se identifica con
la sigla “Independencia Sindical” (IS) y el MUR.
Un militante de "IS" con gorra roja "amarra" con un oficialista. |
Inicialmente, el bloque oficialista logró apoyarse en los sectores más conservadores para capturar el presídium del Congreso con una mayoría muy precaria de más o menos 100 votos entre algo más de 1.200 delegados. Para liquidar a URMA, recurrieron a una descomunal guerra sucia aprovechando algunos errores en la acreditación de los delegados.
Durante la segunda jornada del Congreso, la escoria oportunista demostró en
el trabajo de comisiones que concurrió al evento sindical sin nada que
proponer. En la comisión de la Declaración de Principios agachó la cabeza y guardó
silencio frente a la propuesta trotskista. En la comisión de Estatutos adoptó
una postura medieval pretendiendo introducir conceptos imperdonablemente
discriminatorios contra los trabajadores administrativos y de servicio, contra
los interinos titularizados por antigüedad y contra los maestros rurales
asimilados en el sector urbano desde hace muchos años. Se escucharon con
estupor expresiones discriminatorias como “yo soy profesional y no admito ser
dirigido por un simple administrativo”.
Además, el bloque de oportunistas buscó mecanismos para impedir que connotados
luchadores ejerzan sus derechos sindicales; exigió, por ejemplo, el certificado
del REJAP como requisito para la postulación de candidatos en elecciones
sindicales, entregando a los maestros atados de pies y manos a los designios
del gobierno y de la justicia corrompida. Con la finalidad de descalificar al
oponente en la vida sindical, los oficialistas no dudaron en violentar
principios constitucionales como la presunción de inocencia y el derecho al
fuero sindical.
Las resoluciones del Congreso lo dicen todo, la posición trotskista se impuso
sin discusión, apoyada por el sentimiento anti oficialista que dominó en el
ambiente. El bloque oportunista terminó desarticulado y repudiado, y uno de sus
representantes, el renegado Elmer Revollo, por mandato del congreso será procesado
sindicalmente por pandillero y por irrespetar al evento sindical.
Elmer Rebollo (cabello corto y chamarra negra) muy compungido porque la plenaria decidió procesarlo. |