Aportes del trotskismo a la organización sindical del magisterio urbano boliviano

URMA ganó la Federación de Trabajadores de Educación Urbana de La Paz por primera vez en 1986, y se mantiene como dirección sindical del magisterio paceño por más de tres décadas y medios Gracias a la fortaleza y solidez de su programa político, URMA no sólo ha superado los embates de sucesivos gobiernos neoliberales, de la nueva derecha “plurinacional” y de burocracias sindicales de toda laya, sino que ha trascendido el departamento de La Paz como dirección sindical de las federaciones departamentales de Cochabamba, Oruro y Chuquisaca.

El frente Unión Revolucionaria de trabajadores del Magisterio Urbano (URMA), brazo sindical del Partido Obrero Revolucionario (POR), se fundó en febrero de 1979 y dio sus primeros pasos en un ambiente hostil, cuando la mayoría de los trabajadores abrazaba la esperanza electoral para resolver sus problemas y el neoliberalismo se consolidó a escala global.

El frente URMA es un referente en la historia contemporánea del sindicalismo boliviano, y ha sido la punta de lanza en la defensa del Escalafón docente y de las conquistas laborales y sociales del magisterio urbano nacional. Los maestros fueron protagonistas de las movilizaciones por la fiscal, el agua, el gas y trascendieron  el corporativismo como participantes de las luchas políticas  más importantes de las últimas cuatro décadas.

Dirigentes urmistas del magisterio urbano de Cochabamba, La Paz, Chuquisaca y Potosí.
Movilización nacional de trabajadores de educación de Bolivia, abril-mayo de 2023.  

Conquistas salarios y bonos

El magisterio paceño conquistó los bonos PRO LIBRO y ECONÓMICO en la histórica movilización de 1989, durante el gobierno de Jaime Paz Zamora (MIR-ADN).

La lucha comenzó con la huelga de hambre dura (sólo agua, sin mates ni dulces) de los profesores Miguel Lora, José Luis Álvarez y Telmo Román en La Paz, y Celia Suárez en Uncía.

A 12 días de iniciada la huelga de hambre, el magisterio paceño se incorporó masivamente con movilizaciones que convulsionaron la ciudad de La Paz, y recién en la última semana del conflicto se sumaron las burócratas de la COB y de la CTEUB.

Después de 24 días de ayuno, el piquete fue intervenido por la Policía y los huelguistas, en estado de coma, fueron hospitalizados para luego ser juzgados y encarcelados.

La extrema medida cumplió su objetivo al institucionalizarse en 1990 el BONO INSTITUCIONAL en beneficio de los trabajadores del magisterio urbano y rural de todo el país.

Defensa de la estabilidad laboral

Académicos, investigadores y ex autoridades educativas, como Amalia Anaya, coinciden en que una de las grandes fortalezas de la dirigencia trotskista es “la defensa intransigente del Escalafón vigente”, norma que permanece casi “intocable” y es “la niña mimada del magisterio” (Édgar Cadima).

El trotskismo combatió y frenó sucesivos intentos de destrucción del Escalafón con el objetivo de liberalizar la profesión docente y reducir el presupuesto educativo.

La defensa del Escalafón y de la estabilidad laboral se asocia a los dirigentes trotskistas del magisterio, en coherencia con el discurso del POR respecto a la necesidad de agudizar las contradicciones sociales para desencadenar el proceso revolucionario y combatir al sistema democrático burgués.

Democracia sindical, pluralismo y formación de nuevos cuadros

URMA promovió la reducción proporcional de carteras en la directiva de la FDTEULP, según el porcentaje de votación obtenido por cada frente. Antes del año 2000, un frente que ganó con la mayoría absoluta de votos controlaba automáticamente todas las carteras, pero los trotskistas modificaron los estatutos para permitir que otras tendencias políticas también integren la planta ejecutiva de la Federación.

Por iniciativa del trotskismo, está prohibida la reelección de líderes en el magisterio. Por eso, en casi cuatro décadas a la cabeza de la Federación, URMA ha formado nuevos cuadros políticos.

Fortaleza teórica

URMA derrotó teóricamente al neoliberalismo y al masismo en el debate en torno a las leyes de reforma educativa 1565 y 070.

La tendencia trotskista en el magisterio urbano puso en evidencia los objetivos velados de la reforma educativa neoliberal de 1994, que fueron la municipalización, descentralización de la educación y la liberalización de la carrera docente.

URMA desveló también las limitaciones de la Ley “Siñani-Pérez” y argumentó por qué la reforma educativa indigenista es un atentado pedagógico y profesional contra la educación y el magisterio, ya que sus principios de descolonización, interculturalidad y plurilingüismo anteponen los prejuicios y la ideología pachamámica al conocimiento científico.

Compulsas de méritos

El frente URMA impulsó e institucionalizó en el año 2000 la disposición de elementos docentes y administrativos (fuentes de trabajo) mediante compulsa de méritos ante un tribunal conformado por autoridades del Ministerio de Educación, directores de unidades educativas y dirigentes de la FDTEULP.

Lucha politica

Los maestros fueron protagonistas de las movilizaciones políticas más importadas de las últimas cuatro décadas: En los años 80 y 90 del siglo pasado, el trotskismo combatió a las "reformas estructurales" neoliberales y la privatización de las empresas estratégicas. Cuando a Gonzalo Sánchez de Lozada se le mimaba en las urnas y en los medios de comunicación, los urmistas "maldecían" sus leyes.

El magisterio luchó en las guerras del Agua (2001) y del Gas (2003). “En las luchas recientes del magisterio boliviano el peso principal lo han tenido las manos no corporativas [...] En las huelgas de septiembre/octubre del 2003, mayo/junio del 2004 y mayo/junio del 2005 el magisterio participa con demandas sectoriales en las 90 medidas de fuerza decretadas por la Central Obrera Boliviana (COB), sola o como parte de alianzas sociales más amplias [...] El magisterio trasciende el corporativismo como participante de las luchas políticas”. (CLETUS GREGOR BARIÉ).

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